La madre de unos cachorros no duda en defender a sus crias de un oso, un ejemplar joven que probablemente nunca hubiese visto un puma, al ver la fiereza de la madre decide retirarse aunque sin duda la mayor fuerza, tamaño y piel gruesa del oso hubiese sido suficiente para vencer fácilmente una batalla así. Recordemos que habitualmente los pumas escapan ante la presencia de los osos sin embargo el instinto maternal del felino le impidé abandonar a sus crias a su suerte sin luchar incluso hasta la muerte.