El perro puede enorgullecerse de haber sido el primer animal domesticado. Es la criatura doméstica más abundante, vive en todos los lugares donde viven sus compañeros humanos y supera al resto de animales domésticos en número de razas.
No hay duda que los primeros pobladores de Eurasia estaban acostumbrados a los lobos, pues las dos especies surgieron en el mismo territorio, cazaban los mismos animales e incluso aprovechaban las sobras de las comidas del otro. Ambas especies eran inteligentes e ingeniosas y vivían en grupos bien estructurados. Llegó un momento en el que estas similitudes, que podían haber dado lugar a una lucha abierta, se convirtieron en una especie de cooperación, parece ser que los humanos se aprovechaban de la facilidad con que los lobos localizaban las presas y les conducían a ellas mientras que los lobos aprendieron que los campamentos de los humanos eran una fuente inagotable de huesos, despojos y otros residuos comestibles. Los humanos empezaron a quedarse con las crías de estos merodeadores de campamentos, a domesticarlos y a criarlos, así, hace aproximadamente 12.000 años, surgió una línea de perros de compañía que vivía con el hombre.